Durante las vacaciones de Navidad y sus días especiales, como la Noche Buena y la Noche Vieja , nos encontramos con distintas situaciones:
Algunos estamos con el estrés, comprar aquí, comprar allá, llegando a ser unos asquerosos monstruos consumistas y materialistas de lo más normal como el mundo quiere. Otros nos vamos a casa de un pariente. Otros se van de viaje a un bonito lugar. Otros iguales que los anteriores, pero a un pueblito de la Patagonia o de la Conchinchina en que no está ni Dios. Otros en la casa del novio o de la novia, del amigo o de la amiga. Otros “por ahí”. Y otros viendo la famosa caja de los colores (televisión) o en muchos casos, utilizando el ordenador.
Pero nos detenemos en un instante y nos decimos “¿Por qué yo no estoy haciendo lo que verdaderamente quiero hacer?”, nos deprimimos y decimos que estamos aburridos, o peor, decimos que “las navidades son un fastidio”. Nos sentimos “solos”, e impotentes ante al realidad. Incluso algunos, llegamos a estar tan tristes como si se nos hubiese cortado un brazo. Y aunque digamos “estoy bien”, tenemos algo dentro que nos dice que hagamos “algo”, y muchas veces no comprendemos que es ese “algo”. Pero en fin, al menos un solo día de estas vacaciones, nos deprimimos y nos sentimos vacíos.
En un lugar no muy lejano, unos niños salen a tirar la basura. Naturalmente no han recibido regalos, ni han comido turrones. Un día normal. Cuando depositan la basura en los contenedores, un gran silbido agudo empezó a sonar. De pronto, todo se había vuelto negro. Habían muerto. Sus familiares y vecinos, asustados por la explosión y el polvo levantado, empezaban a llorar y maldecir al atacante.
Varios vecinos están en la calle, o en casa de otros porque sus hogares han sido destruidos y en suma no tienen mucha comida, de hecho lo que llega, son unas escasas ayudas humanitarias. Otros, están en los hospitales con grandes heridas pero esperando que les atiendan por la falta de recursos médicos y de personal. El hospital está colapsado.
El terror vuelve de nuevo. Una hermosa orquesta compuesta por los motores de los cazas-bombarderos y helicópteros, el silbido de las bombas, sus impactos y los gritos.
Gaza. BBC Mundo
Todo esto, no es invento mío. En el justo momento en que estoy escribiendo, está pasando. De hecho, en verdad unos niños murieron al tirar la basura por el impacto de unos misiles. Estoy hablando del conflicto que está ocurriendo en Gaza, una zona palestina que está siendo bombardeada por Israel. Y me acabé de enterar que mataron a un político con su mujer y todos sus ocho hijos.
Nos sentimos estresados, solos o aburridos. Pero no escuchamos ningún misil. No escuchamos explosiones que ocurren en la lejanía. No escuchamos los gritos de odio, en tal caso los del vecino que está borracho. Tenemos comida de sobra. Tenemos una limpia cama bajo un techo. Y un ordenador para leer esto.
¿Qué podemos hacer? Simplemente cuando nos sintamos mal y fastidiados, vemos las noticias o nos imaginemos lo que está pasando.
Nos sentiremos agradecidos (incluso aunque nos ha pasado algo malo) con nuestra vida, y si eres creyente, con Dios. E intentaremos hacer lo que verdaderamente queremos hacer.
No te deprimas por tonterías. Disfruta lo que tienes. Y no digas que “las navidades son una Mierda”(Cita textual que dicen muchos)
Un saludo acompañado de un gran abrazo ¡Feliz Navidad y Año Nuevo!
Algunos estamos con el estrés, comprar aquí, comprar allá, llegando a ser unos asquerosos monstruos consumistas y materialistas de lo más normal como el mundo quiere. Otros nos vamos a casa de un pariente. Otros se van de viaje a un bonito lugar. Otros iguales que los anteriores, pero a un pueblito de la Patagonia o de la Conchinchina en que no está ni Dios. Otros en la casa del novio o de la novia, del amigo o de la amiga. Otros “por ahí”. Y otros viendo la famosa caja de los colores (televisión) o en muchos casos, utilizando el ordenador.
Pero nos detenemos en un instante y nos decimos “¿Por qué yo no estoy haciendo lo que verdaderamente quiero hacer?”, nos deprimimos y decimos que estamos aburridos, o peor, decimos que “las navidades son un fastidio”. Nos sentimos “solos”, e impotentes ante al realidad. Incluso algunos, llegamos a estar tan tristes como si se nos hubiese cortado un brazo. Y aunque digamos “estoy bien”, tenemos algo dentro que nos dice que hagamos “algo”, y muchas veces no comprendemos que es ese “algo”. Pero en fin, al menos un solo día de estas vacaciones, nos deprimimos y nos sentimos vacíos.
En un lugar no muy lejano, unos niños salen a tirar la basura. Naturalmente no han recibido regalos, ni han comido turrones. Un día normal. Cuando depositan la basura en los contenedores, un gran silbido agudo empezó a sonar. De pronto, todo se había vuelto negro. Habían muerto. Sus familiares y vecinos, asustados por la explosión y el polvo levantado, empezaban a llorar y maldecir al atacante.
Varios vecinos están en la calle, o en casa de otros porque sus hogares han sido destruidos y en suma no tienen mucha comida, de hecho lo que llega, son unas escasas ayudas humanitarias. Otros, están en los hospitales con grandes heridas pero esperando que les atiendan por la falta de recursos médicos y de personal. El hospital está colapsado.
El terror vuelve de nuevo. Una hermosa orquesta compuesta por los motores de los cazas-bombarderos y helicópteros, el silbido de las bombas, sus impactos y los gritos.
Gaza. BBC Mundo
Todo esto, no es invento mío. En el justo momento en que estoy escribiendo, está pasando. De hecho, en verdad unos niños murieron al tirar la basura por el impacto de unos misiles. Estoy hablando del conflicto que está ocurriendo en Gaza, una zona palestina que está siendo bombardeada por Israel. Y me acabé de enterar que mataron a un político con su mujer y todos sus ocho hijos.
Nos sentimos estresados, solos o aburridos. Pero no escuchamos ningún misil. No escuchamos explosiones que ocurren en la lejanía. No escuchamos los gritos de odio, en tal caso los del vecino que está borracho. Tenemos comida de sobra. Tenemos una limpia cama bajo un techo. Y un ordenador para leer esto.
Y como imbéciles, quejándonos.
¿Qué podemos hacer? Simplemente cuando nos sintamos mal y fastidiados, vemos las noticias o nos imaginemos lo que está pasando.
Nos sentiremos agradecidos (incluso aunque nos ha pasado algo malo) con nuestra vida, y si eres creyente, con Dios. E intentaremos hacer lo que verdaderamente queremos hacer.
No te deprimas por tonterías. Disfruta lo que tienes. Y no digas que “las navidades son una Mierda”(Cita textual que dicen muchos)
Un saludo acompañado de un gran abrazo ¡Feliz Navidad y Año Nuevo!
1 comentario:
Por mucho que sepamos que sufren otras personas, todo el mundo tiene derecho a quejarse y pasarlo mal si asi "lo desea"
El que unos tengan unas cosas y otros las carezcan no da motivos a que tambien tengan que sentir unas cosas y otros otras.
El sentir es extratemportal
El sentir es otra dimension, una dimension no-fisica donde cada uno se implica lo que quiera...
De todas formas, me gusta el articulo ^^ esta muy bien planteado y estoy de acuerdo con algunos parrafos
te felicito ^^
besooos
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