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viernes, 15 de mayo de 2009

Conclusión de El Imbécil Hispanoamericano

El “imbécil hispanoamericano” son aquellos que manipulan a los demás, con aparente afectividad, simplemente para alcanzar sus intereses. Son aquellos que depositan su confianza en algo externo a él, sin que moviese un meñique. Son aquellos que les gustan aparentar ante sus más cercanos y creerse superiores a los mismos. Piensan que el dinero lo es casi todo, y que son más de los que poco tienen. Son perezosos en muchas cosas a no ser que se estén muriendo de hambre. Lo poco o mucho que ganan se los malgastan en fiestas. Si leen apenas dos libros sobre un tema, creen que lo saben todo sobre ese tema, repitiendo constantemente lo que poco han aprendido. Si nacen pobres y tienen posibilidades de avanzar, no avanzan. Siempre quieren que los demás les hagan su trabajo. Nunca tienen criterio propio, siempre copiando lo que dicen los otros, si está rodeado de delincuentes, es delincuente, si esta rodeado de pacifista es pacifista, si esta rodeado de ecologista es ecologista….

Tienden a carecer de buena educación. Nunca construyen proyectos futuros. Muchos son viciosos. Nunca investigan, siempre quieren que todo se los digan. No les gustan que los critiquen, pero critican (con escasos argumentos) al vecino que tiene un mejor ordenador que ellos. Lo poco que estudian es por dinero, no por vocación. Desprecian a aquel que piensa distinto (o actúa distinto) Si les faltan algo, le echan la culpa al otro y se lo quieren quitar. Sólo piensan que lo útil es aquello que da dinero o placer. Son mentirosos, esconde gran parte de su pasado, o lo distorsiona. Sólo les importan que sus cosas estén en buen estado, más no le importan las cosas de los demás, por ejemplo: mi casa está impecable por dentro, pero toda la porquería que produzco lo tiro a la calle. Muchos son supersticiosos, piensan que con solo besar una imagen se les concederán todos sus deseos, o piensan que las cartas predicen el futuro. Si hay una crisis económica, son capaces de salir a las calles y saquear los negocios sin necesidad alguna.

Vuelvo a afirmar que estas actitudes son de algunos, no de todos. Y que muchos no tienen todas esas actitudes en sí mismos sino que algunas.

Este tipo de individuo hace que el país se estanque o que se desacelere, ya que son improductivos y corruptos.

Quiero demostrar un caso real:

En España había una conferencia formal en la que acudieron varios inmigrantes. Entre ellos estaban tres personas de nacionalidad boliviana. Una de ellas interrumpía cada rato al orador con el móvil y les hacía preguntas que no tenía sentido. Llegó incluso a interrumpir para pedir un descanso de 15 minutos. El orador, con mucha paciencia accedió a su solicitación. En los 15 minutos de descanso, la boliviana sacó una bandeja de empanadas y se puso a venderlas en la sala de la conferencia, incluso con un surtidor de salsa en la mano. A muchos inmigrantes se les cayó la cara de vergüenza ajena, incluso el que me lo contó con gran decepción también era inmigrante.

Esta boliviana no actuó correctamente. Pero en la conferencia había otros dos bolivianos: unas personas muy educadas, que no interrumpían innecesariamente y preguntaban cuando tenían una verdadera duda.


Pero…¿Qué hay que hacer para erradicar esos Imbéciles?

La respuesta es simple: no hay que capturarlos a todos e introducirlos en campos de exterminio, ni tampoco hay que hacer propaganda contra ellos. Simplemente hay que educar en valores a los jóvenes, y especialmente a nuestros hijos. Enseñarles que el dinero y el placer no lo es todo, que los demás tienen los mismos derechos, que hay que progresar siempre y cuando no se pisotee a los demás y no ser muy conformista, a administrar bien el dinero e invertir bien el tiempo, a adorar el saber e interesarse por aprender y desarrollar las facultades, a tener un espíritu crítico y evitar los prejuicios, a la buena educación...

Los “imbéciles” ya existentes simplemente hay que educarlos. Y ayudarlos a que dejen de ser imbéciles.


Mi pregunta final de esta serie de artículos es: ¿Eres un imbécil hispanoamericano?


Sólo podría decir que yo, en gran parte, sí. Pero tengo que superarme.


Un saludo y un gran abrazo.

Doy fin a la serie: “El Imbécil Hispanoamericano”

Soy un racista asqueroso.

Antes que nada debo decir que en el artículo anterior alguien dio la siguiente opinión (se puede encontrar esta opinión en los comentarios del artículo anterior):

El único imbecil que hay eres tú, rasista asqueroso ¿te crees que todos somos iguales o que? que haya hispanos no significa que todos los sean.

Cuando decidí escribir esta “trilogía de artículos” sobre el “Imbécil Hispanoamericano”, tenía miedo a que algunos me mal interpretasen y no entendiesen bien el mensaje. Además tenía (y tengo miedo) a que otros tomasen de mala forma mis ideas y las transformasen en una excusa para promover la eliminación y genocidio de ese “Imbécil Hispanoamericano”- tal vez inspiraría a un futuro dictador- Pero mi primer temor se ha hecho realidad, esto hace que mi segundo temor –que es mucho más peligroso- crezca aun más.



Basándome en la opinión de nuestro amigo: El único imbecil que hay eres tú.

Sí es cierto: soy un imbécil, uno de los peores imbéciles que te puedes encontrar en el mundo, lo reconozco. Pero… ¿soy el único? Por supuesto que no. En el mundo hay muchos imbéciles como yo, sólo basta simplemente con asomarse a la calle. Claro, aunque personalmente estoy más que convencido de que yo soy un imbécil y que la imbecilidad de los otros lo puedo someter a duda. Respondo a mi amigo: ¿te consideras un imbécil o la mejor persona más buena del mundo? Y no vengas a decir que estás en el medio porque, o eres malo o bien eres bueno, sólo hay esa dos opciones. No obstante podría reconocer (eso me lo tienes que demostrar) que tú, querido amigo, eres una mejor persona que yo.

“rasista asqueroso”

En el artículo anterior escribí que ese “imbécil hispanoamericano” incluye también a los españoles. Además dije que son ciertas personas (de las que no me he excluido) Es decir ,si nuestro amigo se refería a “rasista” (racista, es como se escribe correctamente) tal como lo conocemos, pues tengo que decir que en ninguno de mis artículos no he hablado nada sobre alguna raza. Es más, el hispanoamericano racialmente no existe, ya que están los afroamericanos, pasando por los mulatos, chinos, amerindios, hasta los rubios y los que están tan mezclados que no se sabe qué son.

Pero si nuestro amigo se refería a “rasista” como aquella persona que odia a los de una región o aquella que odia a los de ideología distinta a ella. Debo decir que primero no me conoces personalmente ni sabes de dónde vengo. Segundo que no he dicho que al “imbécil hispanoamericano hay que erradicarlo de forma violenta”. Y tercero ¿Por qué atacas directamente a mi persona, y no discutes los argumentos del artículo para poder refutarlos?

Si odias el “odio” y el racismo ¿Por qué escribes en anónimo y me llamas asqueroso? Teniendo en cuenta que el racismo es odio a aquellos que son distintos de uno ¿por qué me llamas “asqueroso” por tener unas ideas distintas las tuyas?

Resumiendo: Si mi amigo no es racista ¿por qué me ofende al tener unas ideas distintas a las suyas?

¿te crees que todos somos iguales o que?

Ya he dicho en el artículo anterior que el imbécil hispanoamericano son ciertas personas, no todas. Por tanto no afirmo que todos seamos iguales (aunque todos deberíamos tener las mismas obligaciones y derechos) Si nuestro amigo es hispanoamericano y se ha ofendido, debo decir que yo no soy masoquista porque yo soy hispanoamericano.

que haya hispanos no significa que todos los sean.

Es cierto (y lo vuelvo a afirmar por cuarta vez) que no todos los hispanoamericanos no son imbéciles, aunque unos países tienen más imbéciles que otros.



Resumiendo: si nuestro amigo está tan seguro de sus ideas y es tolerante. Me pregunto por qué no da la cara (dice su nombre) y discute para intentar de refutar mis argumentos, en vez de esconderse y atacarme a mí (porque cualquiera puede hacer eso)

Espero que nuestro amigo vuelva aparecer, aunque es probable que no responda ya que, como ha demostrado, tiene un gran orgullo. Si en tal caso vuelve a colocar otro comentario, es probable, que coloque otra ofensa y diga que me contradigo o algo así.

Además invito a que comenten, e intenten refutar mis argumentos.

Todo comentario es bienvenido.

Saludos y un abrazo.